martes, 29 de septiembre de 2009

Todo lo bueno se acaba

Ayer mismo regrese de mis vacaciones…
Aunque no quiero sonar desanimada, he descansado, he hecho todo lo que pretendía hacer (salvo regresar el último fin de semana a Valencia, pasar una semana con 3€ pelados por Barcelona no se la recomendaría a nadie.) Ayer mismo regrese al trabajo y… bueno, al menos sentí que había desconectado estos días ^_^
Espero para el Salón del Manga volver a tomarme unos días sabáticos.

Ahora, un rápido resumen del viaje a Roma ^o^
UA! Mi primera vez en avión… resulto muy divertida, aunque a los quince minutos de despegar caí dormida (sí, tengo la facultad de poder dormir en cualquier parte…uh), el despegue fue… tuve la sensación como si volase en un avión de papel, no sabría describirlo mejor, pero cuando ves el vuelo de uno de estos avioncitos, puedes llegar a figurártelo: toma la velocidad necesaria, y zas, ya estas en el aire. Fue muy bueno El aterrizaje sorprende, y además, este piloto de Rayaner, en el momento de tocar suelo, puso una musiquita en tono de “victoria” con la que el que más el que menos acabo sonriendo y aplaudiendo.

Ahora, como redactar todo el viaje seria demasiado largo, prefiero dejar mis opiniones respecto a Roma.
Visitamos todo lo que mis pies dieron de si… la verdad que lo lamente mucho, no recuerdo como se llamaba, pero tuve un problema en los pies que, resumiendo, es como si en la planta del pie se rompieran algunos pequeños capilares por los que circula la sangre, no es grave… pero si doloroso.
Ains, algo así el primer día fue una putada… pero no había ido tampoco a Roma a descansar, así que seguí el ritmo de Vanesa lo mejor que pude.

El día que más esperaba era sin duda la visita al Coliseo. Hay una parada de metro justo delante de este… al salir y verlo, es sobrecogedor. Tengo un espíritu mitómano con estas cosas, es difícil de describir lo que se siente, quizás estuviera también afectada por la impaciencia, pero… ¡estaba en el que se consideraba el mismísimo centro del mundo! Un lugar, tan enorme, construido para sobrevivir al tiempo, un lugar destinado a ensalzar las fiestas con los juegos que allí se realizaban… tan enorme que se me puso la piel de gallina. Cada una de esas piedras en la que resulto una construcción perfecta…¡Lo que daría por poder retroceder dos mil años y verlo! El pasó del tiempo, de terremotos, guerras y el cristianismo, todo ha hecho mella en el lugar. Es como si cada piedra gritase la vieja gloria de aquel lugar.
Fue el único sitio donde alquile una audio guía, no quería perderme nada del Coliseo, contaban como había sido construido el lugar y te explicaban la parte al descubierto donde se guardaban las fieras… ahora, lo que escuche dos veces eran los juegos que realizaron en el lugar: 11.000 bestias contra 10.000 hombres; la construcción de una ballena (parece que este animal varó en la playa y los romanos quedaron impresionados por este) donde en su interior aguardaban 300 osos para los juegos; las luchas de gladiadores por la fama o la libertad; como con un hierro al rojo comprobaban si estos habían muerto o no… no se si decir, que eran unos genios o estaban locos. Pero sencillamente es fantástico.

Justo al lado, la casa del Cesar… ah… que poco queda del lugar, todo el mármol se lo llevaron para construir iglesias… pero justo ahí es donde esta el arco de trajano, es increíble, todo estaba echo para engrandecer aun más a Roma.
Pasamos por el museo Capitolino, ¡había que visitar a la loba! ^_^ Se nota que es el mayor museo de arte romana… necesitamos toda la tarde para verlo (aquel día pensaba que se me caían los pies lol)

Pero lo mejor… quedaba para el siguiente día: Ostia.
Un pueblo romano marítimo recientemente descubierto, las aguas lo sepultaron hace dos mil años, y por eso ha permanecido perfectamente conservado… ¡que maravilla! Pese a ser un pueblo de pescadores en su mayoría, contaban con baños, saunas y piscinas decoradas con exquisitos mosaicos, ya veis como se lo montaban. ¡Pero lo mejor! Pasear por estos baños, sentir como el estomago y el corazón se sobrecogen al tocar los mosaicos, pasear entre las casas, sentarse en el teatro… necesitamos todo el día para verlo, desafortunadamente no podíamos más y nos quedamos sin visitar la parte del pueblo cerca del puerto... Caminar por tierra carga mucho menos los pies que caminar por el asfalto, así que aguante perfectamente, además… ¡joder, era un pueblo romano! Podías tocarlo, podías perderte en el, llegar a visualizar como era, como se vivía. ¿Qué importaba el dolor? ¡Había que verlo todo! ¡Explorarlo y maravillarse! Si regreso algún día, este es destino seguro.
Ahora, el sobreesfuerzo que llevaba, me hizo pillar un resfriado… mencionar también, que como buen otoño que se avecinaba, los cambios de tiempo estaban a la orden del día: lluvia y sol, nos hizo todos los tiempos.

Era momento de separarse de la vieja Roma… y visitar la Roma cristiana.
Primero planeamos visitar el museo del Vaticano y dejar para la tarde San Pedro la Mayor.
Llegamos a nuestro primer destino con una hora de antelación el lunes… ¡por Dios! ¿Nos habíamos reunido todos los turistas para visitar aquel día el Vaticano? Menudas filas… había tanta gente que ya sospechábamos que tendríamos que cambiar nuestro itinerario. El hombre que nos vendió las entradas fue muy simpático con nosotras, (nos vendió las de 18 años que son más baratas yey) y una vez dentro… ¡todas las flechas señalaban hacía la Capilla Sixtina! Me hubiera gustado pararme un momento más frente a la estatua de Laocoonte… ¡pero acababan de abrir y ya había que dar codazos por verla! Una lastima, por lo menos pudimos estar unos minutos, ¡antes de correr hacía la capilla!
Genial idea de Vanesa que secunde dándonos vida… mirando de pasada los tapices, los cuadros, las esculturas (muchas de estas últimas eran imitaciones) hay que recorrerse prácticamente todo para llegar a la Capilla Sixtina… y la meta, valió la pena. Aunque estaba llena, tuvimos la suerte de contemplarla sentadas. No sabría por donde empezar, pero en el sentido, de que todo lo que pueda explicar sobre ella es tan sencillo como tomar un libro de arte y abrirlo… hay que verla. No me gusta hablar de cosas cristianas aunque soy creyente, la sensibilidad que producen estos temas no son del gusto de todos. Pese a todo tengo mis propias opiniones, creo en la palabra de Dios y en palabra de respeto y amor mutuo que nos ofrece, no en la de los hombres que imponen que el amor no debe ser libre, que pretenden redirigirse el respeto hacía ellos mismos y que pretenden mezclar un sentimiento de fe con la ceguera que imponen de sus opiniones sobre lo correcto o lo incorrecto. En fin, me voy por las ramas.
A lo que voy: la Capilla Sixtina produce un efecto ante todo de admiración por el enorme trabajo de Miguel Angel en esta, la imagen de Jesus como juez en el fresco del juicio final, resulta muy directa… pero es tan enorme, no medimos el tiempo que pasamos, pero estuvimos un buen rato yo por mi parte admirando cada detalle.
Cuando salimos, la verdad me sentía un poco ida, aunque haber estado tanto tiempo allí hace que recuerde el lugar con solo cerrar los ojos.
También lo que recuerdo cuando cierro los ojos… es lo que llegamos agobiarnos de tantísimas gente, grupos que se paraban en mitad del pasillo son dejar avanzar, gente que empujaba por detrás intentando inútilmente abrirse paso mientras ibas de un lado a otro… horroroso.

En San Pedro La Mayor, ¡que diferentes que son las iglesias de aquí con las que tienen allí! Todo es enorme, la bóveda, las esculturas… todo. Subimos hacía la bóveda con tan mala suerte que al poco de haber observado el paisaje romano nos empezó a llover… ¡y no había manera de que avanzase la fila para salir! ¡¡ARG!! *Más puntos de resfriado* Cuando conseguimos pasar el claustrofóbico pasillo… ARG un grupo de franceses haciéndose una foto en medio del pasillo sin dejar avanzar y, con seguro, gente arriba en la lluvia, perdí los estribos y me cabree pegando cuatro gritos españoles marca de la casa... en fin, que se queden con la copla y que a mi me quiten lo bailado.

Destacable, memorable… muchas cosas: muchísimo arte, muchísimo rastro de la vieja gloria de la capital del mundo…

Actualmente, Roma es otra historia.
Un lugar con tantísimo turismo como es Roma, me choco que estuvieran tan sumamente descuidada… unos grafitis en el coliseo y en los frescos de Ostia que me hicieron un nudo en la garganta. Hijos de puta, ojala se os caigan los dedos y la polla.
Ya no solo esto… comprendo que solo hayan podido hacer dos líneas de metro dado el caso que cada vez que excaven tienen que sacar más y más ruinas, pero esta todo tan sumamente dejado… la ciudad, esta descolorida, vamos, hasta tal punto que había que hacer meritos para encontrar un miserable semáforo, que te diera la seguridad necesaria, para cruzar la calle en vez de lanzarte delante de los coches para detenerlos y que te dejen paso. La avenida principal por el mercado de Trajano hasta el Coliseo, era un barrizal en días de lluvia, ya no solo porque estuvieran de obras, las jardineras daban fe a que el lugar era así. El Circo Máximo es una triste explanada… las escaleras donde supuestamente murió el Cesar no tienen ni una triste referencia… todo, esta tan dejado… los accesos tan mal para lugares donde hay tantísimas gente como es el museo del Vaticano… todo, todo parece sumirse en una vieja gloria. Da muchísima lastima…

Ahora… ¡la comida! ¡¡Que pizza de tomate y mozzarella! ¡¡Y que helados!! ¡Nunca una tarrina de helado mediano había sido tan grande como para que se escurriera entre mis dedos al no poder terminarla!! Sorbete de fresa salvaje y helado de kinder para esa delicia que de recordarla hace que la boca se me haga agua. ¡Ja! Había restaurantes y heladerías para parar un tren… ¡ahora! Encontrar una tienda de alimentación para comprar un barra de pan se nos iba la vida, jajaja.

Conclusión: volvería, desde luego que sí; pero en mi casa donde mejor vivo.
Vanesa ha sido una grata compañía, me salvo que fuéramos a la farmacia después del día del Vaticano <3 jo, y que ella es la que me ha guiado por todos estos lugares que me han apasionado tanto… ¡oh my love!!! <3 Gracias!!!!

¡AH! Había un Bar Gay al lado del Coliseo al que bautizamos “Gladiador”, queda pendiente de visitarlo ^_^

Claro, con el fanatismo de Hetalia a cuestas, no podía evitar llevarme al abuelo Roma para que visitara su casa ^_^

¡Gracias yayo Roma!

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